TU EXPERTO EN SEGURIDAD| Por VÍCTOR VALENTÍN COTOBAL, Criminólogo y Director de seguridad
Cuando la sociedad cambia los delitos se transforman y eso es exactamente lo que está sucediendo. Las comunidades de propietarios en su inmensa mayoría se construyeron hace años con las medidas de seguridad propias del momento de la construcción, es decir, ninguna, y las nuevas promociones de viviendas, aunque tienden a la digitalización, siguen invirtiendo poco en seguridad lógica. Los ladrones conocen perfectamente las vulnerabilidades de nuestra comunidad de vecinos y también son conocedores de lo fácil que resulta entran y salir de una urbanización o residencial habiendo robado en trasteros y garajes.
Para evitar ser objetivo de los criminales hay una serie de recomendaciones que podemos adoptar. La seguridad total no existe, pero podemos ponérselo un poco más difícil. Entre las medidas tenemos.
Como primera acción hay que realizar un estudio de necesidades especificando los lugares más vulnerables, los trasteros y garajes suelen ser las zonas que presentan más deficiencias de seguridad y además son el “target” principal de los criminales.
Siempre que sea posible y las condiciones lo permitan tener portero físico. Una persona en el control de accesos es símbolo de confianza y seguridad;
El portero, o vecinos del inmueble, tienen que realizar rondas periódicas por la comunidad, no se trata de tener un horario con un recorrido fijo, pero sí cambiar de hábitos, como subir por las escaleras o entrar por una puerta distinta a la habitual, para tener presencia improvisada en aquellos espacios donde nunca estamos;
Siempre que haya movimiento de inquilinos o propietarios el conserje o miembros de la Junta Directiva de la comunidad deben saberlo. Es fundamental conocer quien reside en la urbanización en cada momento, aunque la ausencia sea temporal;
Instalar cámaras de vigilancia, en zonas visibles para tener un efecto disuasorio y en zonas no visibles para tener un efecto sorpresa. Y obviamente si se opta por esta opción hay que informar mediante cartel al efecto para que toda persona que entre en la comunidad conozca que está siendo grabada y por lo tanto amparada por la Ley Orgánica de Protección de Datos;
Colocar videoporteros. Es una medida muy eficaz y de las más económicas;
Mejorar los accesos principales, como las puertas, los criminales utilizan diversas técnicas para forzar cerraduras, pero también descartan aquellas que no “son rentables” basándose en parámetros de tiempo y ruido. Las buenas cerraduras presentan más resistencia y para su rotura se produce gran sonido. Existen puertas con resbalón cuadrado o cerraduras anti “bumping”. Lo ideal son las llaves magnéticas o electrónicas;
Mejorar los accesos secundarios, como ventanas o vallas perimetrales. Cualquier hueco es óptimo para que un ladrón pueda entrar;
Asegurarnos que todo funciona correctamente y que se está haciendo un uso correcto de ello. Puertas y ventanas tienen que cerrar bien y las medidas adoptadas tienen que estar a pleno rendimiento.
De nada sirven todas estas medidas si los usuarios, vecinos, no toman conciencia de ellas y asumen su cuota de responsabilidad. Tenemos que comprobar siempre los accesos cuando los hayamos utilizados, y comunicar todo aquello que nos resulte sospechoso o extraño.
Si además de todo lo expuesto la comunidad de vecinos puede contratar personal de vigilancia la seguridad alcanzaría cuotas muy altas. Un auxiliar de seguridad o vigilante de seguridad, formado, uniformado y con unas funciones definidas y concretadas previamente, puede realizar labores de control y seguridad de gran nivel.
Estas medidas son generales para todas las comunidades de propietarios de manera transversal, como indicábamos al principio lo primero que tenemos que hacer siempre es realizar un estudio de necesidades y conocer el marco arquitectónico, físico y social que queremos proteger para dar una respuesta eficaz de prevención ante la delincuencia.